Les compartimos el primer capítulo de esta intrigante novela titulada Pesadilla del autor Eduard Marin. 

Sobre el autor: Eduard Stiven Marin Montoya nació el 29 de julio de 1989 en el municipio de Risaralda Caldas, desde muy niño ha vivido en el municipio de Anserma Caldas, allí reside su núcleo familiar, actualmente es ingeniero biomédico y especialista en seguridad y salud en el trabajo, labora para el hospital San Antonio de Manzanares como ingeniero y líder del sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo. Su pasatiempo, desde muy joven ha sido la escritura, actualmente ha escrito siete libros, uno de ellos saldrá pronto al público y se llama: la lágrima de cristal, una novela de fantasía y de ciencia ficción.

El género favorito del escritor es la ciencia ficción, el terror y el suspenso, sus escritores favoritos son Dan Brown, Stephen King, Carlos Ruiz Zafón, Edgar Alan Poe, Oscar Walde, entre otros celebres.

 

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Vivía en un pequeño cuarto oscuro desde los 18 años. Se había acostumbrado a vivir bajo la luz de los bombillos y las velas. Cuando salía a la calle le estorbaba la luz del día, parecía un topo escabulléndose entre la sombra y evadiendo la luz del sol como hormiga que le huye a la lupa.

Al margen de la sociedad, y viviendo como un fantasma entre sus compañeros de clase, Rackell llegaba siempre a su cuarto a leer; esta vez seguiría leyendo un ejemplar de 150 páginas de pasta dura color negro, la letra del título de marcos dorados estaba borrada y se contemplaban rasguños en la tapa delantera.

Rackell abrió lentamente el libro. Tenía guardada la vieja ilustración para leerla    después de sus exámenes de la universidad, ahora que estaba libre de opresiones pudo ojear el capítulo donde había quedado. En la página había un símbolo de un triángulo con un punto en el centro, el título del capítulo era interesante, se llamaba “hjerte” 1, la letra era pequeña y le generaba cansancio en sus ojos, pronto sintió dolor de cabeza por su esfuerzo de lectura. La dama solo pudo avanzar unas cuantas hojas del libro y tomó reposo, se acostó en su colchón duro y se sumergió lentamente en el mundo de los sueños.

Se encontró la dama en una extraña casa; la entrada era de madera oscura, toda la casa tenía un semblante siniestro. Rackell quiso adentrarse y se encontró en la puerta el símbolo que había observado en el libro que estaba leyendo, no sabía entender bien cuál era su significado, abrió lentamente la puerta y encontró en el interior un piso de madera en donde se hallaba al principio de la entrada el dibujo de un corazón humano, sin prestar mucha atención al extraño dibujo se dirigió hacia el interior de la casa.

Rackell pasó por un lado de las habitaciones. En una de ellas contempló de espaldas a una niña vestida de blanco y cabello negro que jugaba lentamente con una muñeca pequeña de trapo. La dama, con curiosidad, se acercó hacia ella y quiso preguntarle porque se encontraba allí, pero una vez entra a la habitación la niña empezó a desvanecerse, pronto quedaron pequeñas mariposas en donde se hallaba la niña, se dispuso entonces a seguir inspeccionando la casa, encontrándose con más habitaciones vacías hasta que pronto escuchó la voz de una mujer que sonreía.

Aquel ser tenía una risa particular, era amena, al parecer estaba disfrutando de algo. La dama curiosamente se acerca hacia la habitación dónde provenía la voz humorística, encontrándose con una mujer de estatura alta y cabellera negra larga que le llegaba casi hasta las piernas, la risa de la dama le parecía familiar y pareciese que ya la había visto en otros sueños.

―Querida amiga, es agradable verte― La dama de cabellera oscura empezó a sonreír fuertemente, pronto comenzó a escucharse unos fuertes latidos de corazón por la habitación, el piso se puso húmedo y el ambiente se volvía sombrío.

―Amiga mía ¿qué está pasando en este lugar?, me da miedo, ¿Por qué no nos vamos hacia otro lugar más tranquilo? Disfrutemos de nuestra compañía como lo hemos hecho en otros sueños donde hablas plácidamente conmigo― las manos de Rackel comenzaron a temblar constantemente mientras miraba perplejamente a la dama que desprendía un olor a azufre y ocultaba su rostro por su gruesa cabellera.

La vieja amiga de Rackell deja observar sus ojos azules y grandes. De la frente salía un pequeño rasguño que nunca lo había percibido Rackell en otros sueños. En medio del susto, la joven se dispuso a salir hacia la entrada de la habitación, pero la puerta se cerró de golpe.

―Es hora de jugar como siempre lo hemos hecho mí querida niña Rackell, ven conmigo, lo haremos por siempre.

En ese instante, Rackell contempló que el rasguño en la frente comienza a abrirse lentamente apareciendo un tercer ojo. La joven corre deprisa hacia la puerta de la habitación, la abre forzosamente y corrió ligeramente hacia afuera de la casa sin poder encontrar la salida, mientras escapaba, escuchaba latidos de corazón.

Inspeccionó la joven dama por los pasillos oscuros de la casa hasta encontrar una ventana que se opacaba por la neblina y la frialdad del viento, pudo palpar la contextura del vidrio con sus manos dejando las huellas de sus dedos que enmarcaban desesperación por tratar de abrirla. A lo lejos pudo observar en un árbol a una paloma blanca que llevaba en su pata derecha un hilo azul. El hermoso ejemplar lo había visto en otro de sus sueños, era un obsequio dado por la mujer de cabellos oscuros cuando eran amigas, ahora la nueva versificación no mostraba una señal de ser amigable. A lo lejos podía escuchar su macabra risa y sus pasos que se tornaban más cercanos.

Sin perder más tiempo en la ventana, la joven dama se dispuso buscar otro método de escape, pero no logra movilizarse. En un abrir y cerrar de ojos contempla su cuerpo levantarse desde el suelo y observa como la mujer del cabello oscuro la observa con su tercer ojo. La macabra mujer sonríe fuertemente. Sin poder hacer nada, Rackell siente su cuerpo moverse ligeramente y se dirige con prisa hacia la ventana. En un santiamén siente como los vidrios se parten y se adhieren en su carne, pronto siente el ardor de las cortaduras en su cuerpo, trata de movilizarse, pero se siente privada por una extraña fuerza que mueve su inerte cuerpo como una marioneta. El incidente no termina allí, pronto nota como su cuerpo se dirige al árbol, Rackell empieza a gritar fuertemente y trata de despertarse. Sin lograr alguna respuesta, siente como los huesos de sus pies se chocan con el grosor del árbol. El impacto dura poco y comienza a marearse por la pérdida excesiva de sangre, levemente pierde la conciencia y pronto siente que su cabeza gira sobre sí misma. Muy a lo lejos de su conciencia siente otro fuerte golpe, esta vez no percibe que extremidad o parte de su cuerpo fue golpeada por el árbol.

Con los ojos entre abiertos, la joven dama observa a la paloma blanca picotearse su abdomen. Del ave se suelta una pequeña pluma blanca que cae en su mano derecha. Rackell, con sus últimas fuerzas, trata de tocarla; pero no logra percibir su mano. Con más detalle contempla que su extremidad derecha se encuentra desmembrada de su abdomen y la pluma comenzaba a tornarse roja por el exceso de sangre. Ante el fuerte impacto, Rackell grita con todas sus fuerzas, pronto su alarido fue silenciado por la dama de cabellos negros que le ocasiona el golpe final con un pedazo de tronco.

El macabro ser se acerca al cadáver. Con sus largas uñas de sus manos abre lentamente el pecho de Rackell lentamente, posteriormente toma su corazón y lo desgarra con facilidad de sus arterias. El cuerpo se inunda completamente de sangre. Con el corazón en la mano, la dama de cabellera negra desaparece del lugar mientras ríe fuertemente, debido a su estruendosa risa la paloma alza vuelo con sus plumas rojizas.

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