Cuento «Humedad» por José Tamayo

José Tamayo - Revista Alquimia

José Tamayo Mazatepec, Morelos, México. Estudió la carrera de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, es egresado de la escuela de Escritores Ricardo Garibay. Integrante de las antologías Así vas a morir: la máquina que predice tu muerte y Navidades paralelas de la editorial Lengua de diablo, además de la antología Ocurrió en Morelos perteneciente al Fondo editorial del estado de Morelos. Ha publicado algunos textos en las revistas Nocturnario, Metáforas al aire, Iguales, Pérgola de humo, Leteo y Diáspora Eviterna.

Compartimos con ustedes el cuento «Humedad» del escritor mexicano José Tamayo el cual forma parte de la Antología de Cuento Latinoamericano Contemporáneo, un proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores. Este proyecto tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

«Humedad» es un relato que explora de manera intensa y cruda las complejidades de la adolescencia, la atracción y la violencia. A través de una narrativa directa y visceral, el autor sumerge al lector en el mundo interno del protagonista, un joven cuyo deseo por una compañera de escuela lo lleva a enfrentar situaciones emocionalmente desafiantes y peligrosas.

Humedad

Durante aquellas épocas, asistí a la secundaría Fed. Gral. Emiliano Zapata y sólo quería verla. Yo iba en tercero B, mientras que ella en el C. Su pelo era negro. Sus mejillas construían pequeños círculos cuando sonreía, su piel parecía saber a miel y sus intentos por maquillarse como adulta insinuaban su ardua inocencia. Así era ella. La hora del recreo cambió para mí por ella; antes no salía ni comer, ni a socializar, me quedaba al interior del salón leyendo mangas y más mangas. Pero el tercer año llegó y comencé a observarla. La esperaba al inicio del pasillo del segundo piso, en el momento que regresábamos a los salones. Un chico robusto, con los dientes salidos y amarillos y lentes ovalados, seguido se acercaba a ella. La chica le decía que se alejara, sin embargo, todos los días lo intentaba. La mayor parte del salón lo sapeaba, hasta yo me animaba de vez en cuando.

Un mañana de aquellas, mientras esperaba a la chica en el pasillo de siempre a la hora de siempre, ella pasó y de pronto la parte baja del estómago me empezó a revolotear; ya había visto demasiadas películas románticas como para saber que se traban de mariposas, sin embargo… no fueron mariposas. Tuve una erección y sentí la humedad. Las mariposas se habían desecho y escurrido. Mojé el pantalón. Afortunadamente el chico de los dientes amarillos distrajo a la muchedumbre y mientras le daban una paliza, pude huir hacia el baño sin ser visto. No imaginaba las burlas que me tocarían.

Algunos de los muchachos ya habían notado mis intenciones con la chica. Pues a todos les atraía, pero estos cabrones querían a un chivo expiatorio para burlarse a más no poder. Y es que ella despreciaba a todos, hasta a el más popular se quedó con las ganas alguna vez. Entonces, lo prepararon todo. Alguien le pasó el rumor a la chica de que un chico estaba enamorado de ella. Que si quería saber quién era debía ir al callejón de atrás de los salones de tercero, entre una barda que dividía la secundaria de la calle y los salones mencionados. Tenía miedo, lo sudaba. Iba a hacerlo, a afrentarme a la humedad y a ella. A ver quién me bateaba primero.

Llegué al sitio, me puse en medio del callejón, miré hacía los dos lados, no había nadie. Dos minutos más tarde, escuché una risilla que venía de una de las ventanas traseras de los salones. Miré hacia arriba y bajé la mirada. Ella venía hacía mí, venía sin detenerse. ¿Qué iba a hacer? ¿Se burlaría de mí? ¿Me declararía su amor? ¿Se trataba de una broma? Se acercó, me acerqué todo humedecido. Tocó mis labios con su boca y sí sabía, sí sabía a miel. Mi primer beso duró cuatro segundos y medio, no más, no más que eso… por la razón de que escuchamos un balazo y atrás de ella cayó un cuerpo desde una de ventana junto con algunos vidrios, los dos lo vimos, era el niño de los dientes amarillos con una herida de bala en la cabeza. Estaba muerto. Escuchamos un grito al otro lado del callejón, llegaba a toda prisa la maestra de inglés, a lo lejos se notaba molesta y asustada. Al tiempo que una bala le atravesó el cuello, la maestra cayó muerta. La chica salió corriendo y yo miré al cielo, para, posteriormente, intentar subir la barda y escapar. Subí: de esta manera vi como un alumno corría sobre la calle con un AK- 47.

La Antología de cuento latinoamericano contemporáneo es un proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores y la Fundación Grupo Latino, tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

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