Cuento «Clarisa y Fedora» por Erika P Roostna

Erika P. Roostna nació en Venezuela y emigró al Canadá en el 2004, donde descubrió la escritura como un acto de reconstrucción que la mantiene en contacto con su imaginación y sus raíces. Ha publicado en revistas como Cuadernos de la Universidad de Carabobo (Venezuela) y Bikiniburka (España). Ha participado en antologías de cuentos como Cuentos Nuestra Palabra en Canadá. Primera Hornada/ Editorial Nuestra Palabra, (Toronto, 2009). Cuentos Nuestra Palabra en Canadá. Segunda Hornada/ Editorial Nuestra Palabra, (Toronto, 2014). Sharing Spaces/Espaces Partagés/Espacios Compartidos: Celebración de los deportes Regionales de las Américas/ANTARES Publishing House of Spanish Culture, (Toronto, 2015). Antología de cuento breve: Todos somos inmigrantes/ BENMA Grupo Editorial, (México 2018). Antología de cuentos ¡Oh, Canadá! ¡O Canada! Ô Canada! /Editorial Artística (Toronto, 2020). Nostalgia Bajo Cero/ Lugar Común Editorial (Ottawa, 2020).

Compartimos con ustedes el cuento «Clarisa y Fedora» de la escritora venezolana Erika P. Roostna, el cual forma parte de la Antología de Cuento Latinoamericano Contemporáneo, un ambicioso proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores. Este proyecto tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

Clarisa y Fedora

Clarisa y Fedora se conocen desde el día en que nacieron. Se cruzaron para acometer un solo camino, sin el cual no existirían. De hecho, como cosas de un destino travieso, ambas nacieron el mismo día y a partir de entonces entablaron una amistad que sobrepasa los límites de cualquier sagrado lazo de sangre. Aunque hoy en día son más que hermanas, también son dos imágenes contrarias en un mismo espejo: cuando Clarisa levanta la mano derecha, Fedora levanta la izquierda. Sin embargo, esos cruces de imágenes nunca han sido obstáculo para profesarse un inmenso afecto que nace de la consideración y de la solidaridad. Desde niñas compartían desde las muñecas hasta los helados, pero con gustos diametralmente opuestos. El severo autocontrol de Clarisa siempre la centraba hacia un discreto cono con una sola bola de predecible helado de vainilla. ¿Mezclar sabores? ¡Sacrilegio! ¡Herejía!  Mientras que los impulsos de Fedora la hacían resbalar por montañas de decadente chocolate con naranja y disfrazaba su enorme cono de tres bolas con miles de chispitas de colores. ¿Un solo sabor? ¡Fastidio! ¡Guácala!

Cuando Clarisa conoció la timidez del primer amor, Fedora le enseñó a lanzar densas miradas de fuego y certeras señales de humo. Y cuando Fedora quiso largar todo y a todos al carajo para comerse al mundo, Clarisa le recordó el valor de la armonía que, a largo plazo, mana del sacrificio por las causas nobles.  

Y con el pasar de los años, se acentuaron los caracteres y se acrecentaron las manías. Clarisa es puro cerebro, sólido y permanente; Fedora es mera dinamita, súbita y circunstancial.  Clarisa es la madre abnegada y la esposa insigne, la que siempre paga las cuentas a tiempo y cuyos armarios de ropa siguen el impecable orden establecido por el universo de las revistas de decoración. Fiel a preceptos tácitos que nunca ha objetado, no tiene ojos y sexo sino para su marido, con quien duerme feliz sin sueños ni pecados y con quien envejecerá, pues así lo prometió ante el Altar. Clarisa es Tierra y Agua, permanente y adaptable al paisaje para no causarle aspavientos a nadie. Su tangente neutralidad hace que se sienta cómoda cuando está rodeada de gente simple como ella.  Por su parte, Fedora es un espíritu libre, una gata salvaje cuyo libre albedrío ejerce a los antojos de los vientos y de las mareas, sin más prudencia que la de un nómada aventurero. Sufre y goza las turbulencias de amores secretos; trasgrede los poderes del destino, haciendo que trabaje para ella y es un vibrante diapasón, mientras le dure la música. Tiene un Ave Fénix tatuado en el alma y en el hombro izquierdo, como marca inequívoca de las miles de veces que ha muerto en sus perpetuos vuelos en picada largando una estela de cenizas, para luego renacer, más fuerte y más sabia. Fedora es Viento y Fuego, liviana y potente. Le encanta entablar distendidas conversaciones con gitanos, jorobados y guerrilleros, leyendo sus almas, curucuteando sitios que nadie conoce, andando sobre suelos que nadie ha pisado, bailando en los caleidoscopios del mundo. 

-Realmente eres muy aburrida, Clarisa. Cargas ese absurdo afán de enquistarte entre el pasado y el futuro. ¡Tienes que aprender a vivir el presente, a gozar el momento!

-Si conozco mi pasado, podré predecir mi futuro. Hay que pensar en todo, chica. El caos es inaceptable. Estos son mis mandamientos, replica Clarisa.

Y así comienzan sus discusiones vistas a través de diferentes cristales, algunos cóncavos y otros convexos.

Pero entre ellas late un respeto sin reservas y a través de  las eras han limado asperezas con empatía y aceptación y hasta han llegado a coincidir en sus gustos sobre el vino, los zapatos, las carteras  y  los hombres. También es cierto que a veces, se asoma un ápice de envidia de una de ellas por la vida de la otra, pero no pasan de ser secretas ganas de emulación que luego se desvanecen en las realidades que cada una vive, que cada una adora. Y es que en el fondo de su rebelde voluntad, Fedora a veces anda buscando de un poco de solidez, mientras que la silente estructura de Clarisa ansía un poco más de libertad y menos cordura.

Hay quienes aseguran que Fedora es una oscura sombra que llevará a Clarisa al infeliz abismo de los cambios abruptos sin retorno. O que Clarisa tornará la vida de Fedora en un aburrido lienzo gris, sin la paleta colorida del Carnaval y sin los claroscuros de la pasión.  Pero, en realidad, ellas son una sola esencia; dos líneas paralelas que convergen en un solo punto vivo, un solo ser con dos latidos. Se han vuelto la dicotomía de una unidad monolítica que va pendulando bastante contenta por la vida.

Lo sé muy bien, pues Clarisa y Fedora son las mujeres que llevo por dentro.

La Antología de cuento latinoamericano contemporáneo es un proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores y la Fundación Grupo Latino, tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

2 comentarios en «Cuento «Clarisa y Fedora» por Erika P Roostna»

  1. Me encanta. Todas tenemos esa mezcla de locura y cordura a la vez, ese “ lo que quiero” y “lo que debo”; esa mezcla interna que da sentido a nuestras vidas

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