Cuento «Serpiente y escaleras» por Ana Morales Rios

Ana Gabriela Morales Rios nació en Chihuahua, Chih., y radica en la Ciudad de México. Es psicóloga y ha publicado algunos de sus textos a partir de 2014, cuando participó con una minificción en el libro ¡Basta! Cien mujeres contra la violencia de género, editado por la UAM. Sus escritos se han publicado en antologías, revistas y proyectos digitales e impresos como Estrépito, Clan de letras de Editorial Elementum, Infinita Editorial, Penumbria, Especulativas y otros. Fue mención honorífica en el Concurso Internacional de Los Cuentacuentos (2020) y recientemente publicó un cuento en la antología Siniestras, Antología de cuentos de mujeres que incomodan, editado por EspeculativasMx (2022).

Compartimos con ustedes el cuento «Serpiente y escaleras» de la escritora mexicana Ana Morales Rios el cual forma parte de la Antología de Cuento Latinoamericano Contemporáneo, un ambicioso proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores. Este proyecto tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

Serpiente y escaleras

Una cosa no existe sólo en la luz de lo visible. En su sombra, en su ausencia,

es también. Desde su nombre que no se pronuncia, es.

Miréia Anieva

Andaba extraviada de la vida. Un cruel episodio que ahora no describiré, enterró entre miles de escombros los planes, las sonrisas, los sueños trazados en frágiles lienzos de certeza: todo convertido —incluyéndome— en un borrón apenas perceptible.

Dolía respirar y el cansancio emocional me invitaba a permanecer durante horas arrinconada en el espacio más pequeño y oscuro del que antes era mi hogar y que había sido sustituido por un frío cubo de concreto. Con facilidad me desorientaba, mi andar se detuvo en el peor de los momentos paralizándome como en una fotografía que reflejaba un rostro de tristeza perpetua.

Hablaba sólo conmigo y me autonombraba Ex-tinta, ya que solía ser escritora y había perdido el interés y la capacidad creativa, además de sentir como nula mi existencia.

Los colibríes dejaron de visitar el bebedero y oscilante parecía lanzarme los segundos, las horas, los días que se escurrían sin mi participación.

En ocasiones tenía que salir a comprar agua y algo de comer. Bajar las cuatro secciones de escaleras, cruzar la calle y llegar a la tienda, cruzar la calle, subir los cuatro pisos y encerrarme por fi…

—¡Vecina, qué milagro! Mire, le presento a Kali, la nueva vecinita. Se cambió a nuestra unidad hace un par de días y vive enfrente de su departamento ¿Eh? Para que se conozcan y mantengan una buena vecindad, así no está tan solita ¿No?  «¡Nooooo!»  Dice que es domadora de serpientes, ¿Cómo ve?

Saludé con desgano y me despedí de inmediato. La mirada de esa mujer era perturbadora, pero su sonrisa, gestos, postura, y la forma en la que apretó mi mano al presentarse, transmitían una calidez que logró tranquilizar mi mente durante algunos minutos.

El extraño encuentro sembró en mí una curiosidad incontrolable. En ese momento pensé que quizá mi roto espíritu buscaba una fuga, un motivo para abrir los ojos cada mañana. Cambié mi sombrío rincón por una silla junto al ventanal; una pequeña abertura entre las gruesas cortinas me permitía ver la parte frontal y la puerta de entrada del departamento de Kali. Después de una vigilancia de cinco minutos, mi corazón se aceleró vehemente: una enorme, larguísima y gorda serpiente salió por una de las ventanas, reptando silenciosa escaleras abajo. Se introdujo por una grieta en el departamento C-202 para segundos después regresar por el mismo camino. Por la tarde, no paraban los comentarios y conjeturas entre los pasillos sobre la muerte súbita del señor Córdova (un sujeto que había sido denunciado en múltiples ocasiones por ser propietario de un crematorio clandestino en el que hacía desaparecer a los perros y gatos sin hogar).

Ese fue el primero de varios sucesos extraños que empezaron a ocurrir con regularidad:

  • Una tarántula enredó con su telaraña a una adolescente de 13 años, todo esto mientras dormía en el B-303. Tardaron más de dos horas en liberarla del gigantesco capullo pegajoso (un día después de que una estudiante la delatara por acoso escolar y agresiones físicas).
  • Un cuervo destrozó el cristal y entró por la ventana del D-101, dejando al inquilino con las cuencas de los ojos vacías, picoteadas y sangrantes. Su madre (a quien este individuo había despojado de su departamento dos días antes) acudió a vendarle las heridas mientras éste no dejaba de lloriquear.
  • La mujer de 88 años que perdió a su marido hace una semana, después de 65 años de vida compartida, murió esta mañana en compañía de una misteriosa gata negra que permaneció en su regazo hasta su último suspiro.

Los habitantes de los cuarenta departamentos de estas dos torres habitacionales tienen muchas ocupaciones, la mayoría utilizan sus espacios para dormir y el día par trabajar, estudiar, ir y regresar. No se han percatado aún de la vía comunicante entre todas estas eventualidades, ni la magia que derrama Kali sobre este lugar. La imagino transmutar en miles de seres o mejor, como un espíritu libre y luminoso hecho brisa, que utiliza su cuerpo humano como un recipiente más y que, al abrir su armario, elige la vestimenta que ha de portar según la encomienda del día —o la noche—, sea una libélula, una pantera, un ajolote o una mantis religiosa. He salido de mi caparazón y le dejé una nota por debajo de la puerta invitándole un café, quiero contarle que comencé a escribir de nuevo y mostrarle mi registro de incidentes peculiares. Creo que aceptó la invitación: un bello colibrí iridiscente se ha acercado al bebedero que pende frente al ventanal.

La Antología de cuento latinoamericano contemporáneo es un proyecto editorial dirigido por Astrolabio Editores y la Fundación Grupo Latino, tiene como objetivo brindarnos un panorama completo de lo que se escribe hoy en el género del cuento, posiblemente el género más leído en América Latina.

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