Más allá del lienzo: performance, happening y videoarte en la vanguardia del arte contemporáneo


Marlon Pineda | Septiembre 2024

Pablo Latino Guevara - Revista Alquimia

Marlon Pineda es un artista plástico, escritor y periodista colombiano, especializado en la fotografía documental y urbana en blanco y negro. Su oficio como escritor y periodista influyen en la creación de imágenes narrativas, que cuenten una historia. Su obra busca que el espectador se re-conozca en lo que lo rodea todos los días, su cotidianidad, como una forma resistencia al olvido. En este momento su trabajo se centra en responder a la pregunta ¿Qué es ser caribe?

En el mundo de posibilidades que existen dentro de lo que se define como arte contemporáneo, que en lo personal es un mundo que he habitado más como un entusiasta espectador que como artista, hay dos términos que se pueden confundir al intentar matizarlos: el performance y el happening. Aunque comparten ciertas similitudes en su enfoque en la acción y la experiencia temporal, tienen unas diferencias clave en términos de definición, contexto y presentación, y como no existe algo como la Real Academia del Arte (gracias a Minerva) estos términos no tienen una definición absoluta y cuadriculada que los limite, son conceptos vivos que los artistas siguen definiendo con su arte. Sin embargo se pueden aislar ciertas constantes que nos permiten identificarlos.

Performance: Arte de acción y presencia física

El performance es una disciplina artística caracterizada por la ejecución de acciones en vivo por parte del artista o de otros participantes. Estas acciones pueden desarrollarse frente a una audiencia o en espacios privados, siendo documentadas posteriormente. A diferencia de las obras plásticas tradicionales, el performance no tiene una forma fija o un objeto artístico permanente. Su esencia radica en la temporalidad y en la presencia física del artista.

La historia de el performance se remonta al movimiento Dada y al surrealismo, donde se comenzó a utilizar el cuerpo como medio artístico. Sin embargo, fue en los años 60 y 70 cuando el performance adquirió un rol central en el arte contemporáneo. Marina Abramović, es una de las figuras más influyentes de este género. Entre sus obras más destacadas se encuentra “The Artist Is Present” (2010), donde Abramović exploró la vulnerabilidad y la conexión humana a través de la simple presencia física, sentada en silencio frente a cientos de espectadores.

Otros artistas representativos de el performance incluyen a Carolee Schneemann, quien desafió las nociones de género y sexualidad a través de su trabajo corporal, y Yayoi Kusama, cuya obra combina acción, cuerpo y espacio en instalaciones envolventes. El performance, por tanto, se distingue por su enfoque en la corporeidad, la acción física en el tiempo y el espacio, y la inmediatez de la experiencia.

Carolee Schneemann
Yayoi Kusama

Happening: Arte de Acción y Participación Espontánea

El happening nace a finales de los años 50 de la mano del artista estadounidense Allan Kaprow, quien buscaba derribar las barreras entre el arte y la vida cotidiana. A diferencia de la performance, donde el artista conserva el control de la acción, el happening invita a la participación espontánea del público, que se convierte en un agente activo en la obra.

Uno de los happening pioneros y más significativos de este género fue «18 Happenings in 6 Parts» (1959), organizado por Kaprow. Durante este evento, el público fue dividido en grupos y dirigido a realizar acciones imprevisibles, rompiendo con la estructura jerárquica entre el espectador y el artista. El objetivo era disolver la frontera entre la obra y la vida real, promoviendo una interacción directa y efímera.

18 Happenings in 6 Parts (1959), organizado por Kaprow

Otros artistas que exploraron esta forma de arte incluyen a Wolf Vostell y Joseph Beuys, quienes incorporaron elementos de ritual y política en sus obras, buscando una reflexión crítica sobre la sociedad. Nam June Paik, pionero del videoarte, también experimentó con el happening, integrando tecnología y participación pública. El happening, por tanto, se define por su carácter impredecible, participativo y su énfasis en la acción compartida.

Videoarte: otro integrante de esta escena.

El videoarte se origina en los años 60 con la aparición de nuevas tecnologías audiovisuales. A diferencia de la performance y el happening, que están arraigados en la acción en vivo, el videoarte utiliza la imagen en movimiento y el sonido como medios de creación. Este género explora la manipulación del tiempo, el espacio y la narrativa a través de la cámara, creando una experiencia visual y auditiva que puede ser inmersiva o contemplativa.

Uno de los pioneros del videoarte fue Nam June Paik, quien en su obra “Zen for TV” (1963) modificó un televisor para reducir la imagen a una línea horizontal, desafiando la función tradicional del aparato y proponiendo una reflexión sobre el rol de la tecnología en el arte. El videoarte se ha desarrollado en distintas direcciones, desde obras más experimentales hasta narrativas más estructuradas.

Nam June Paik, padre del videoarte

Artistas como Bill Viola han llevado el videoarte a otro nivel, utilizando el tiempo ralentizado y la repetición para explorar temas como la espiritualidad y la percepción sensorial. Joan Jonas y Pipilotti Rist han trabajado también en este campo, abordando cuestiones de identidad y género a través de complejas instalaciones visuales que desafían la percepción del espectador. El videoarte, con su capacidad para manipular la imagen y el sonido, se ha convertido en uno de los géneros más versátiles y tecnológicos del arte contemporáneo.

Entonces, de acuerdo a esta información, se podría decir que el performance, happening y videoarte pueden compartir un enfoque común en la acción y la experiencia temporal, sus diferencias son claras. La performance se centra en la presencia física del artista y su acción, el happening involucra la participación activa y espontánea del público, mientras que el videoarte explora las posibilidades audiovisuales de la tecnología. Cada uno de estos géneros ha sido fundamental en la evolución del arte contemporáneo, empujando los límites de la creación artística y abriendo nuevas vías de expresión que continúan desafiando y sorprendiendo al espectador.

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